jueves, 6 de marzo de 2008

LA HABITACIÓN

Hacía una semana que la niebla había sumido el pueblo en una atmósfera blanca, densa y opresiva. Empezó un martes y, desde entonces, Lisa había matado tantas cucarachas dentro de aquella habitación que casi se había convencido a sí misma de que estaba perdiendo completamente el juicio: ¿De dónde salían aquellos insectos?El cielo y el agua del lago eran ya del mismo color gris ceniza, y la tierra se había vuelto negra. Casi no había luz durante el día, nunca se veía el sol, y por las noches, la oscuridad se lo comía todo con un ansia voraz...Sobre el pueblo un firmamento nocturno encapotado donde no había luna ni estrellas.Fue durante las horas oscuras cuando Lisa oyó un ruido fuera, se acercó a una de las ventanas de la habitación y trató de ver, escudriñar a través de la negrura.Algo se movía y se quejaba en la calle... De pronto, captó un movimiento con el rabillo del ojo y sobresaltada se volvió hacia allí; dos cucarachas enormes correteaban por la pared, sobre la cabeza de la niña.Una súbita sensación de que algo no andaba bien la envolvió. Se apartó de la ventana y examinó la habitación con la mirada.La oscuridad susurró al vacío, pero era un pensamiento estúpido, porque aquella habitación estaba perfectamente iluminada, sin embargo, ella volvió a sentir que allí dentro estaba oscuro, muy oscuro, como si lo que ella veía: una habitación de hospital, sólo fuese el decorado de una macabra obra de teatro... Lisa gimió y la niña se movió inquieta en la cama sin llegar a despertarse - nunca se había despertado desde que la ingresaron tras el incendio- las heridas que tenía en la cara volvían a sangrar y a supurar pus... Asustada por aquella pesadilla, Lisa trató de calmarse, la piel de la niña despedía el calor de ascuas encendidas. Necesitaba compresas frías, eso la calmaría. Salió al pasillo, se encargaría de las malditas cucarachas más tarde, pero cuando alzó la vista al corredor desierto y silencioso que se alargaba ante ella la vio, vestida con harapos, encogida sobre sí misma, apenas si le quedaba algún cabello en el cráneo, sólo hilos descoloridos y muy pocos dientes en la boca. Aquella criatura la miró con los ojos blancos y de su boca salieron sonidos pronunciados en algún tipo de dialecto incomprensible.Todo se volvió borroso alrededor de la figura y Lisa experimentó una intensa sensación de estar cayendo, la reconoció y la temió, intentó resistirse pero todo fue inútil; poco después se desvanecía sin conocimiento sobre el frío suelo del hospital.

2 comentarios:

Dido dijo...

es una historia muy buena sabes crear el ambiente que quieres

ADK dijo...

Es una muy buena historia, pero le veo un fallo muy grande, que no tiene continuación.